miércoles, agosto 24, 2005

Síndrome de abstinencia

Tendría que invitar a gente de afuera para comprobarlo. Quizás estoy siendo un privilegiado y recién ahora me vengo dando cuenta. O realmente el tiempo en que estoy solo ya me pasa la cuenta.
Miro para un lado y para el otro. En el ambiente se desparraman bellezas. El patio, que más bien parece terraza, florece de mujeres bellas. Las hay de todos los tipo, pero nunca dejan de estar, siempre hay al menos una presente.
Rubia, menudita y cara risueña; Morena, tímida y estampa de tierna; Una muy segura de sí misma, ojos expresivos y voz dulce; Otra transpira sensualidad; Aquella se pasea con desgano, nada le importa, sólo su mundo.
Así van, vienen, transitan por tus mismos lugares, tienen más o menos tus mismas rutinas. Uno se topa a cada instante y, confundido, sólo atina a caminar.
Que va. Seguiremos estando y seguirán pasando. Mientras tanto, sigamos conversando.

1 comentario:

Anónimo dijo...

mmmmm
el aire trae exquisitas fragancias de cuando en cuando y la luz de deja ver hermosos colores que adornan los arcoiris. Deleites para todos los sentidos y gustos. Mujeres, solo mujeres...no es ningún delirium tremens ni algo parecido.