Hace ya muchos años hubo una que desbordó mi vida. Ella y su parka roja, corriendo por los pasillos del colegio. Ella y su voz dulce, susurrando cariño. Ella y su piel trigueña, suave como la brisa, tibia como el caldero.
Historia cicatrizada.
Hoy es una segunda. La miro y se me escapa, su tez morena, su andar sencillo, su mirar risueño.
Hoy no soy el mismo. Ella tampoco lo es. El nombre se repite, la situación tal vez. Abordarla es un camino dispuesto a recorrer. El cuándo no sé ni el cómo, mas lo trascendente es volver.
Mientras, zapatillas naranjas, paso sereno, caderas anchas.
Daniela, su nombre. De apellido aún huérfana es.
Un abrazo
Cristóbal
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amigos lectores: Lo que acaban de leer fue el primero y el último. Un decir al viento. Ahora en más, seguirá este blog siendo el mismo.
Cariños
Cristóbal
1 comentario:
He leido todos los escritos en este blog, no me gusta meterme a estas cosas, cada vez que entro a uno me siento obligada a escribir algo. Es tonto, nadie sabe que estuve ahí, pero igual me obligo.
De todos los mensajes tuyos, este fue el que más me gustó, y no escribo ahora por haberme sentido "obligada" a escribir algo.
Quizá por que sé de lo que hablas, quizá por que estuve ahí, quizá por que sé de quien hablas....no sé.
Me gustó este mensaje por que sentí que volvías a escribir como antes, cuando estabas en el colegio, con toda la sensibilidad que no demuestras en vivo y en directo, a lo mejor por que no te veo o quizá por que yo soy igual.
Cuidate.
Tu Hna.
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