Estimados: lo que está más abajo es el Discurso que tuve que preparar y leer para la ceremonia solemne de mi Compañía. Lo publico porque algunos amigos me pidieron que lo hiciera.
Saludos
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Quisiera dejar por un momento la tradicional marcialidad y solemnidad de las ceremonias para compartir con ustedes una reflexión personal.
El 28 de Diciembre de 1999 entré a la Compañía. La emoción y el temor propio de ser el más nuevo me impidió tomarle el real sentido. Me fui dando cuenta con el pasar del tiempo que había llegado a una tierra extremadamente fértil. Teniendo menos de un año ya levantaba la mano para apoyar al Director de entonces para adquirir una nueva Bomba.
Fue, para mí, tan simple. Y pensar que don Ciro y el Tata, a mi misma edad y en mi misma condición, sólo pensaban en poder ser Compañía y soñaban con una Bomba. Se demoraron casi cuatro años en llegar a ser Compañía.
Desde que entré hasta ahora la historia de la Compañía ha acumulado hitos tremendamente importantes. Quizás lo único negativo de todo ello es que han sido tantos y en tan corto tiempo, que aún no he podido dimensionar lo trascendentales que son.
No hace falta desglosarlos. Puede que incluso a algunos ya les suenen como trivialidad. Pero si de todo esto sacara un beneficio, que es en parte historia y en parte también es nuestro presente, sería el darme cuenta de cómo es la 18.
Asumimos objetivos que para ojos foráneos eran inalcanzables. Hoy el tiempo nos dice que no lo eran. Pero, con altos y bajos, la satisfacción de llegar a la meta sólo alimentó la sed por querer dar el siguiente paso, crecer más rápido, ser mejores, llegar más lejos. Y podemos decir con clara certeza que lo hemos conseguido.
Hace años ya el Toño escribió en uno de los números de la revista 1863 un artículo en el que homenajeaba a don Arturo Merino Ossa. “…. Nos legó su espíritu de lucha, su inconformismo, una gran visión de futuro y lo exigente de las metas que se autoimponía, características que de una u otra manera se han traspasado a las nuevas generaciones de dieciochinos.”
Este 17 de marzo es un nuevo momento histórico para nosotros. Hoy celebramos la última sesión solemne en el cuartel en el que nacimos. De la cuneta al latón, después a un ansiado sólido primer piso y años más tarde a lo que hoy, lentamente, nos estamos haciendo la idea de seguir teniéndolo ya como un enorme recuerdo.
Cómo no sentirme un dieciochino privilegiado!!
Entre los que me escuchan están los mismos que construyeron esta Compañía. Tan grande que somos y ahora comparto con los que hicieron de la Decimoctava lo que hoy es. Y siguen trabajando, buscando día a día la forma de pintar un 18 más grande.
Ahí está el Tesorero, siempre ponderado, parece que nada lo superara. Hoy forma parte sustantiva del equipo de trabajo que unas cuadras más abajo hace realidad un cuartel espectacular. De los nuevos, pocos sabíamos que cumplió la misma labor cuando lo que hoy habitamos era también un proyecto en construcción. Igual que Don Juan Olavarria, entonces Director que con su hábil muñeca logró mejoras importantes al proyecto original. Esta sala de sesiones es una de ellas.
La historia está hecha de pequeños detalles. Uno personalmente muy emocionante fue haber estado presente cuando ganamos la primera Besoaín… y con un Fundador en cancha. El Tata haciendo de gemelo humano, con una mano hinchada por las prácticas y aún así dando clase. ¿Había una forma más linda de ganar nuestra primera competencia?
Este febrero sin lugar a dudas también fuimos privilegiados.
Creo que todos, cuando llegamos por primera vez a los estacionamientos del Parque Arauco, nos quedamos perplejos con la magnitud del evento que estábamos desarrollando.
Pero nuevamente la Dieciocho entera se hizo presente para sacar adelante y terminar exitosamente un proyecto que gracias a la perseverancia y habilidad del Capitán vio la luz. Estamos todos más que seguros que esa semana influirá notoriamente en lo que viene a futuro.
Sin embargo, tampoco podemos engañarnos. Nuestra historia se ha escrito gracias a la actitud proactiva y las ganas de hacerlo todo y hacerlo bien.
Siento que en este tiempo la actitud de algunos de nosotros no ha estado a la altura de lo que siempre hemos sido. Es como si de pronto nos hubiéramos sentido con el derecho de desligarnos un rato de nuestro futuro y que otros se hicieran cargo. O como si nos hubiésemos empachado con los logros pasados y, erróneamente, nos hicimos a un lado del camino pensando en que podíamos retornar como si nada a la senda del éxito.
El gran problema es que el tiempo no espera. A contrarreloj avanza nuestra nueva casa y aún no la sentimos como propia. Se hace realidad a metros de distancia y pocos son los que pasan a verla.
Hoy estamos en una coyuntura histórica que debemos sacarle el máximo de provecho. Don Ciro y el Tata no me cabe duda que fueron actores principales en los momentos en que se construía el cuartel en donde sus hijos se hicieron bombero. Hoy tenemos en nuestras manos la posibilidad de contar lo mismo. Ciro podrá decirle al Dieguito que al igual que su abuelo, él hizo realidad el cuartel en el que su hijo vestirá su primer uniforme dieciochino. Si es que el Diego quiere ser bombero, claro está.
Si algo caracteriza a la Compañía no es la Bomba verde limón, ni el cuartel que hoy habitamos, ni la espectacularidad que tendrá el nuevo. Hubo un tiempo en que nada de lo que hoy tenemos era nuestro y aún así la 18 seguía fiel a su esencia, a esa forma de ser que le imprimieron desde un comienzo nuestros Fundadores.
Esa personalidad la podemos seguir viendo día a día. Mauricio Hetzel fue hasta hace poco un Oficial brillante, solucionando problemas de largos años que se venían arrastrando en la Secretaría. El mismo Tesorero, o el Toño, también Omar y Juan Olavarría. Para qué hablar más de los Fundadores, que siguen aportando su experiencia y su ímpetu por avanzar.
En el fondo, ser de la 18 es trabajar toda la vida por ella. Y como antes dije, creo que habemos algunos que nos encandilamos con el éxito pasado y nos dejamos estar un tanto. Pero con ello, nos fuimos alejando inconscientemente de lo que realmente es ser un dieciochino.
Hoy tenemos una tremenda oportunidad. Estamos a pocos meses de escribir una importantísima página de la historia de nuestra Compañía, que marcará el futuro de nosotros, de nuestros hijos y puede que de nuestros nietos. Seremos privilegiados actores de una generación que vivió el primer cambio de cuartel. Es opción de cada uno el tomar el desafío y estar a la altura de ello.
Y también estar a la altura de lo que realmente caracteriza a
Muchas Gracias.
CMS
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