Bichi

"Perdónenme, pero estoy medio curado"

Claudio Borghi tras ganar el Tricampeonato

Y se fue. Demasiado rápido y en el momento más inoportuno. Se acabó el romance novelesco entre los hinchas y un técnico que despertaba admiración por su sóla presencia.

Porque el Bichi en el tiempo que estuvo como técnico de Colo Colo fue mucho más que el DT del equipo más popular de Chile. Su figura traspasó la institución y lo que decía importaba más porque lo decía Borghi que porque lo decía el técnico del equipo campeón. 

Porque técnicos campeones hay por montones. Garcés, Carvallo, Pellicer, Vaccia, Socías, Benítez, Olmos, por nombrar los más recientes. Pero ninguno llegó a ser Borghi.

Lo que pasó con Borghi no es producto del club ni tampoco respuesta a la racha exitosa que llevó a Colo Colo a ser EL equipo en Chile. Técnicos exitosísimos como Jozic o Benítez, laureados ex dt's albos no provocaron tamaña conexión con el público.

Su vocación por el espectáculo traspasó la frontera de la cancha de fútbol. El buen juego lo llevó a ganar títulos, pero al Bichi la cancha le quedó chica y su afán campechano y su humor irónico lo fue plasmando en una esfera que se hizo cada vez más amplia.

Teletón, Rey Guachaca, opinante de actualidad, agudo observador de la mujer chilena. No hubo programa de televisión que no quisiera su presencia. Y es que el trasandino ya era estrella con luz propia. 

Javiera Contador, en su mejor momento interpretando a Quena Gómez, confesaba en el trayecto con Borghi para la coronación guachaca, sintió por primera vez lo que era estar al lado de un rockstar. 

Borghi es Borghi. Ídolo, referente, figura pública, líder de opinión. Quizás el único con licencia para hablar en público sobre lo que quisiera y seguiría siendo interesante para una gruesa parte del público. 

¿Ejemplos? Que las argentinas tenían mejores pechugas pero las chilenas mejores potos. O que todo el mundo le sacaba en cara su adicción al tabaco y su gordura prominente. Su miedo a los aviones, su cábala de agarrarse un testículo cada vez que nombraban a Menem.... Así, suma y sigue.

Pero se fue Borghi. Ahora los 3 grandes son dirigidos por técnicos que no generan ni el mínimo de interés por saber cómo piensan. Tampoco hablan los jugadores y un Salas en la curva descendente es la mayor figura de un fútbol chileno cada vez más pobre de estrellas. 

Ya ni siquiera las hay fuera de las canchas.

Adiós Bichi, todos te extrañaremos.